Parte del Viaje (Historias de Metro)

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El pasajero de Metro sabe que parte de su experiencia de viaje consiste en la resolución del enigma; para algunos pasajeros, puede llegar a ser la experiencia más importante (incluso más, aseguran, que alcanzar el destino) de todo el trayecto, y uno de los atractivos que distingue el Metro de Madrid de otras formas de transporte urbano.
El próximo mes de abril hará diez años desde que la EMT comenzó a implantar este sistema de entretenimiento a bordo y desde entonces, como señala el Director de Infraestructuras, la experiencia ha sido «muy positiva para la mayoría de los usuarios».
«Intentamos», asegura Antón Noblejas, «que la experiencia sea vivida de forma única por cada usuario en cada viaje, porque creemos que la autenticidad, que lo irrepetible del asunto, es una de las piedras angulares en el hecho de que tanta gente escoja Metro de Madrid por encima de otros medios de transporte metropolitano, tanto terrestre como aéreo».
Lo que empezó como un ambicioso sueño de llevar al viajero la última revolución en entretenimiento, y dio sus primeros pasos como experimento en unos pocos vagones, hoy está implantado en todos los trenes, repetido cada media hora. Noblejas recuerda aquellos primeros días: «Claro, al principio había aprensión de parte de los viajeros, pero al cabo de unos meses se acostumbraron y pedían más. También es cierto que al principio era un despropósito, porque lo hacíamos con cadáveres que teníamos que pedir a la morgue y, aparte de toda la burocracia que había que hacer previa a tener el cuerpo, suponía un desembolso importante a la Comunidad de Madrid. Después convencimos a las autoridades responsables de que sería positivo para la moral del pasajero y de que crearía clientela en el metro, y ya finalmente conseguimos que nos dieran el visto bueno cuando les ofrecimos subir a las víctimas vivas al metro y asesinarlas allí». Noblejas reconoce los antiguos relatos de misterio como influencias en su idea: “Había hace doscientos años una escritora que se llamaba Agatha Christie, que tenía unos cuantos relatos magníficos sobre asesinatos a bordo de trenes. Había empezado a trabajar como supervisor y, leyendo uno de ellos, se me ocurrió un día que un asesinato en el vagón ayudaría a hacer la experiencia del viaje mucho más amena para el pasajero”. Una diversión que, en la última década, sería adoptada por varios países del mundo en sus sistemas de transporte.
Aunque el fin último sigue siendo el entretenimiento a través del enigma, los procedimientos han cambiado sustancialmente a lo largo de esta década: “Al principio, era suficiente tirar al muerto en el vagón y decir por megafonía que había sido asesinado por uno de los pasajeros y que se sintiesen libres de hacer preguntas. Desde que lo hacemos con reos que suben vivos al vagón, es mucho más complicado porque el asesinato se tiene que producir a ser posible sin testigos, y en estos casos el juego consiste en identificar el método de asesinato y al verdugo. Los reos suelen ser rojos condenados a muerte, y así lo declaramos por la megafonía para que nadie sienta compasión y el juego sea más animado.”
Además, en días especiales como la Fiesta de la Raza y el Día del Santo Imperio, en algunos pases llegan a añadir el elemento emocional: “Se le ocurrió a Rubén Cano, el que antes era subdirector; un día me dijo: Oye, Antón, ¿y si en el vagón va la madre de un muerto? Y yo pensé: Por qué no. Se hace poco, eso sí, porque es muy difícil. Hay que seguir a la madre de un reo que no sospeche nada y tener la suerte de que tome el Metro ese día. Después metemos al reo sin que ella lo vea y procuramos que no lo vea vivo, porque si lo ve vivo sabe lo que va a pasar. Si sale bien, oirá el aviso de cadáver, se agolpará con los demás pasajeros entorno al occiso y ahí empieza el segundo espectáculo, ¿verdad?”
Para el futuro, el Director de Infraestructuras nos asegura que podemos esperar mejoras en el sistema. “En países más avanzados como Francia o Alemania, donde también han implantado este método, suelen dejar que los pasajeros maten al reo a golpes. No es exactamente la experiencia que nosotros ofrecemos en Metro de Madrid, pero quizá empecemos a implantar ese sistema junto al otro en algún vehículo, si consideramos que el riesgo para los pasajeros es nulo. Otro avance que queremos introducir, es el vagón de la muerte aleatoria, donde todos los pasajeros, que serán mayores de edad y firmarán un contrato para entrar, son posibles víctimas y un asesino profesional escoge uno al azar y lo ejecuta. Esto se está llevando a cabo en algunas ciudades de Estados Unidos con enorme éxito y esperamos poder importarlo a España próximamente”.
Aclamada por sus aficionados, tachada de demasiado insulsa por sus detractores, lo que está claro es que esta forma de entretenimiento a bordo ha dado muchísimo que hablar, y parece que seguirá dando que hablar durante, al menos, otros diez años más.

Guzmán Martín
Semanal JCDecaux

Saúl Fernández.